Debo confesar que, a pesar de haber comenzado retratando con
lápiz de grafito, mi mayor interés siempre ha estado centrado en el dibujo a
carboncillo. El trazo negro del carboncillo es mucho más intenso, de aspecto
mate y más oscuro en comparación con el grafito, que tiende a ser más grisáceo
y con un brillo metálico. Por lo que, en mi opinión, he sentido es una
excelente herramienta para hacer retratos.
Desde que comencé en el arte del retratismo, he sentido una
profunda fascinación por el dibujo a carboncillo. La forma en que puedo crear
texturas, trazos sutiles y delicados, pero también trazos fuertes, así como
sombras y luces con el carboncillo, es simplemente fascinante para mí. Además,
su facilidad para difuminarse y mezclarse con otros tonos, incluso con la yema
de mis dedos, resulta sumamente gratificante.
Cuando hice mi primer dibujo a carboncillo quedé tan encantada con los resultados obtenidos: una mayor expresión y vida en el dibujo , que me incliné a hacer más retratos a carboncillo, desenvolviéndome con mayor rapidez.
Durante ese proceso de aprendizaje, gracias a mi creciente reputación como una talentosa dibujante, comencé a recibir encargos de retratos. Esto me brindó la oportunidad de capturar una variedad de miradas y perfeccionar mis habilidades aún más. Además, el recibir comentarios constructivos de las personas contribuyó a mi aprendizaje y crecimiento como artista.
Lo mejor de todo es que estos encargos también me permitieron generar ingresos económicos a partir de algo que me apasiona: dibujar.
A medida que he adquirido experiencia , me he dado cuenta
que el área que más disfruto retratando son los bebés. Sus rasgos delicados, sus
ojos curiosos y expresivos, y su inocencia me motivan e inspiran a querer
capturar y expresar por medio de un papel su pureza. En cada trazo que realizo
intento reflejar lo más claro posible su ternura y esencia, darles vida de una
manera muy especial. Realizar cada trazo de una manera delicada y suave para
lograr contornear sus rostros y manitas,
y destacar cada mínimo detalle para lograr capturar sus adorables
expresiones es algo que de verdad amo hacer.
Pero no solo los bebés capturan mi atención, también me
encanta retratar personas adultas. Cada arruga, cada línea de expresión y su
postura cuenta una historia y nos muestra su experiencia en el tren de la vida.
Me emociona muchísimo poder reflejar su personalidad , su sabiduría y gran
trayectoria a través de trazos delicados
y precisos que resaltan sus arrugas y sus gestos , y cada detalle que revela su
experiencia y conocimiento adquirido durante toda su vida.
Por ello, para lograr una mayor expresión y personalidad en
mis retratos, tengo la costumbre de
buscar la manera de conocer un poco más a fondo a la persona que voy a
retratar, y si no tengo la oportunidad de conocerla en persona , me tomo mi
tiempo para detallar con claridad cada rasgo distintivo de él para así poder
percibir cualquier característica o cualidad propia de su personalidad, para
retratarlo tal y como es.
El dibujo a carboncillo me permite explorar la
profundidad y textura de la figura
humana, ya sea un bebé, un joven o un adulto. Con el carboncillo puedo jugar
con las sombras y luces, crear contrastes y resaltar los rasgos que más
identifican y caracterizan a cada persona. También puedo capturar esencias y
personalidades , transmitir emociones y contar historias sin palabras.
Ohhhhh pusiste a mi suga <3.
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